Como en la pintura, ocurre en la música e imagino que en todas las manifestaciones artísticas. Llega un momento en el que el intérprete, el artista, se fusiona con su obra, su mente se libera de cualquier otro pensamiento y fluye la energía. Desde mi punto de vista es la manifestación más sublime de lo que somos, es un momento de trascendencia y de liberación. Esta pieza inspirada en ese cliché de la imagen del típico pianista de Jazz fusiona al instrumentista con su instrumento, haciendo prácticamente indefinibles los limites entre lo que es y lo que hace.
Técnica utilizada: acrílico sobre lienzo
Medidas: 64 x 49 cm
*Se envía sin enmarcar enrollado en un tubo